Son sistemas de control en los que la salida o resultado del proceso no tiene ningún efecto sobre la acción de control, es decir, en un sistema de control de lazo abierto la salida no se mide (no se retroalimenta) para comparar con lo que deseamos obtener y así verificar qué tanto nos estamos desviando de ello.
Un ejemplo práctico lo constituye la lavadora. El remojo, lavado y enjuague se cumplen sobre una base de tiempos: la máquina no mide la señal de salida que, en este caso, es la limpieza de la ropa, es decir, que si la ropa después de un tiempo de lavado ya se encuentra limpia, la máquina no parará, e igualmente, si terminando el tiempo de limpieza de la ropa, ésta continúa sucia, la máquina no continuará funcionando.
En general, aquellos sistemas que funcionan sobre una base de tiempo son de lazo abierto, aunque esto no quiere decir que todos los controles de lazo abierto son en base a tiempo, como puede ser un tostador de pan, cuyo control puede basarse en alcanzar cierta temperatura para calentar o expulsar el pan, pero la variable a controlar que sería la calidad de tostado, no interviene en el control.
Las ventajas de los sistemas de control de lazo abierto son:
- Montaje simple y facilidad de mantenimiento.
- Más económico que un sistema de lazo cerrado equivalente.
- No hay problemas de estabilidad.
- Es conveniente cuando es difícil económicamente medir la salida.
Las desventajas que tienen dichos sistemas son:
- Las perturbaciones y las modificaciones en la calibración introducen errores y la salida puede diferir de la deseada.
- Para mantener la calidad necesaria a la salida, puede ser necesario efectuar periódicamente una re-calibración.
Ejemplos de este tipo de sistemas en una central térmica lo son: el control de barrido de gases explosivos de un generador de vapor, el control de limpieza con vapor de un quemador de combustible, la limpieza exterior de tubos del generador de vapor por medio de sopladores de hollín, etc.
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